domingo, 21 de junio de 2009

"Presa súbita"

La novela “Presa súbita” de John Sandford (ed. ViaMagna, 2009) nos plantea el dilema sobre los límites en la lucha contra los delincuentes. ¿Hasta dónde pueden llegar los métodos represivos?

El comienzo del libro es una muestra de lo que tendremos a lo largo de la narración. Candy y Georgie son acribilladas por la policía cuando intentan robar un banco. La investigación posterior demuestra que las dos ladronas fueron seguidas por el equipo de Lucas Davenport durante 9 días. Podían haberlas arrestado antes, pero decidieron esperar a que cometieran el atraco y eso produjo un baño de sangre. La duda que se instala en el lector es saber si Lucas provocó esa situación para que se produjera la “ejecución” de las ladronas.

Lo normal habría sido que la polémica sobre el tiroteo se diluyera con el paso del tiempo, pero todo cambia cuando entra en acción Dick LaChaise, hermano y marido de las dos atracadoras. Dick está en prisión acusado de asesinato y obtiene un permiso para ir al funeral. Aprovecha la situación para asesinar al funcionario de prisiones que le custodia y huir. Sus acciones tienen desde ese momento un único móvil, la venganza. Consigue hacerse con los expedientes de todos los policías que participaron en el tiroteo del banco teniendo acceso así a sus datos personales. Siguiendo la ley del “ojo por ojo” asesina a las parejas de varios de estos policías.

Comienza así un duelo entre el equipo policial de Lucas y el grupo de Dick en el que la violencia irá creciendo de forma descontrolada. Cada error puede ser mortal para alguno de los participantes. Para complicarlo todo, Lucas tendrá que desenmascarar a un traidor dentro de su equipo. Su primer objetivo es poner a sus familiares en sitio seguro, pero quedarán cabos sueltos que pueden tener trágicas consecuencias.

La novela tiene dos protagonistas principales. Por una parte, el delincuente Dick, con una personalidad inestable y capaz de las mayores barbaridades. Su carrera delictiva comenzó siendo adolescente, con violaciones de la ley de caza. Después, se unió a los Semillas, un club de moteros con un transfondo de drogas, pornografía y prostitución. Se hizo empresario y fue condenado por fraude fiscal. A su currículum penal se unieron condenas por agresiones, conducir bajo los efectos del alcohol, etc, hasta que fue acusado de asesinato. El juicio demostró que las pruebas contra él eran muy débiles, aún así le llevaron a la cárcel porque “antes o después, iba a matar a un ciudadano honrado”.

Dick encontrará su contrapunto en el policía Lucas Davenport. Éste siente fascinación por la violencia y es un buscador de problemas. Su novia Weather será la voz de su conciencia y quién cuestione sus métodos violentos. La conversación que se produce entre los dos en la parte mitad de la novela será una de las claves para comprender el conflicto planteado. Weather afirma que “No creo que más violencia sea el modo de resolver el problema. No creo que pegarles un tiro a esas personas lo soluciona”, mientras que Lucas defiende otro punto de vista “Primero tenemos que proteger a las personas inocentes. Después tenemos que hacer lo que podamos con esos tipos, curarlos, o lo que sea.”

En medio del duelo mortal aparecen los medios de comunicación para añadir morbo, sensacionalismo y contribuir a que aumente el nivel de violencia del enfrentamiento. La actitud de los diferentes protagonistas lleva a Lucas a una confesión reveladora:“A veces nos comportamos como si fuera un juego. Es solo una forma de enfrentarnos a ello… pero las cosas no son así. No es un partido de futbol, aunque la tele lo piense”.

¿El resultado final?... tendrás que leer la novela

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