jueves, 3 de septiembre de 2009

Lecturas para el nuevo curso (I): "Naturaleza muerta"

¿Cómo sería Hércules Poirot en el siglo XXI?

Es difícil situar al genial detective belga en nuestro siglo, pero la escritora Louise Penny ha creado un personaje con gran parecido, Armand Gamache , el inspector jefe de la Sureté du Québec. Su primer caso aparece en la novela “Naturaleza muerta” (ed. La Factoría de Ideas, 2009). La riqueza de los personajes, la calidad de la narración y el inconfundible aire a las novelas de Ágatha Christie, nos dejan esperando con ganas los siguientes títulos de la serie.


La novela comienza con la aparición de un cadáver en la tranquila aldea de Three Pines en la mañana del domingo de Acción de gracias. Jane Neal, una anciana querida por todos es encontrada muerta en el bosque. Todos piensan que debe haber sido un accidente de caza porque nadie podía querer hacer daño a Jane. Pero no han encontrado el arma y nadie se ha inculpado. Todas las puertas quedan abiertas.

El inspector Gamache, con más de 50 años de edad y una larga carrera a sus espaldas llega a la aldea dispuesto a descubrir la verdad. En principio, la aldea parece un lugar idílico, pero su instinto le hace ver que Three Pines esconde secretos oscuros bajo la apacible superficie y así se lo hace ver a sus habitantes: “Todos tenemos secretos y, antes de que esto termine, yo conoceré la mayoría de los de ustedes. Si no son pertinentes, morirán conmigo. Pero los averiguaré.”

Su método de trabajo es poco ortodoxo, alejado de las modernas técnicas de investigación, pero con aire clásico que nos recuerda a los legendarios Poirot y Homes. Al comienzo del caso, Gamache se sienta en un banco y observa el pueblo: “Se apoyó en el respaldo e hizo lo que le mejor sabía hacer. Observó. Se empapó de la gente, sus rostros, sus acciones y, cuando existía la posibilidad, escuchaba lo que decían. Se fijaba en quién tocaba y quién no, quién abrazaba y quién estrechaba la mano.” Todo un homenaje al método clásico de investigación.

De forma magistral Gamache irá desenredando la madeja y descubriendo la verdad. Contará con la ayuda de su segundo de a bordo, el Inspector Jean Guy Beauvoir. Juntos formaban un magnífico equipo, Gamache era caprichoso y se concedía ciertas libertades mientras Beavour era la sensatez personificada.

El comienzo de la novela nos muestra tres características que serán claves a lo largo de la novela.

La primera son los secretos que todos los personajes ocultan. En pocas páginas se nos revela que Gamache tenía un pequeño secreto, a pesar de su experiencia policial la muerte violenta seguía desconcertándolo. Jane también tenía otro secreto, era pintora pero había mantenido oculta su obra hasta poco antes de morir. Clara, amiga íntima de Jane también tenía su propio secretito, aunque tenía una capacidad increíble para el perdón, se guardaba algunas cosas y las abrazaba en secreto.

La segunda de las características son las referencias religiosas. La primera frase del libro es reveladora: “La señorita Jane Neal se reunió con su Creador en la niebla matinal del domingo de Acción de Gracias”. El personaje de Clara aportará interesantes reflexiones en esta área. Tanto ella como Jane eran creyentes y tenían conversaciones sobre Dios. Su marido le dice que debe recordar esas conversaciones para superar el dolor por la pérdida de su amiga. La reflexión de Clara es digna de mención:“Peter tenía razón. O creía en Dios, o no. Cualquiera de las dos opciones era válida. Pero no podía seguir diciendo que creía en Dios y no actuar en consecuencia. Ella creía en Dios. Y creía que Jane estaba con él. Y, de pronto, el dolor y la pena que sentía se volvieron humanos y naturales. Y tolerables. Tenía un espacio en donde depositarlos, un espacio en el que Jane estaba con Dios.”

La tercera de las características es la riqueza psicológica de los personajes que se manifiesta también desde la primera página con la aparición de Gamache. La resolución del caso se basará en el análisis psicológico de los sospechosos, por eso es interesante la reflexión que una de los habitantes de la aldea realiza sobre la naturaleza humana: “La vida es cambio. Si no maduras y evolucionas, te quedas clavado, y el resto del mundo sigue adelante sin remedio. La mayoría de esas personas son muy inmaduras. Llevan vidas de naturaleza muerta, esperando a que alguien los salve… el problema es que nadie puede salvarlos, porque el problema es suyo, al igual que la solución”.

Gamache también contará con la ayuda de la agente Yvette Nichol, que vivirá un duro aprendizaje al lado del inspector para comprobar que “se aprende de los errores”, algo que Gamache no tiene problema en admitir con la presión de saber que “Cada decisión errónea que tomo pone en peligro a una comunidad”.

Ahora que estamos viviendo en España una gran polémica en cuanto a la necesidad de reformar la ley del menor para endurecer las penas, es interesante la respuesta de Gamache cuando alguien le recrimina que hayan detenido a un chico de 14 años. Ante la frase ”Pero es solo un niño”, él contesta “Tiene catorce años, edad suficiente para distinguir el bien del mal. Tiene que saber que cuando hace el mal, aunque no sea de forma intencionada, hay consecuencias.” ¡Qué tomen nota nuestros políticos!

Gran novela que nos adentra en un idílico lugar cuyos secretos deberán ser desvelados por un genial personaje, Gamache. ¿Habrá un asesino escondido entre los amables habitantes de Three Pines?

“¡Quién sabe qué demonio merodea en los corazones de los hombres!"

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