jueves, 21 de enero de 2010

"El lamento del perezoso"

Sam Savage ya nos sorprendió en su primera novela Firmin”, con una historia tierna, original y divertida protagonizada por un personaje único que se convirtió en un homenaje a la literatura. Con su segundo libro, “El lamento del perezoso” (ed. Seix Barral, 2009), vuelve a ofrecer otro homenaje al mundo literario, esta vez con un personaje de carne y hueso que quedará también en nuestra memoria.


El libro tiene un formato diferente a la primera novela, ya que está compuesto por las cartas, extractos de una novela que el protagonista está escribiendo y diversos escritos que Andrew Whittaker produce de forma compulsiva. Andrew es director y fundador de la revista literaria “Soap: A Journal of the Arts” y está pasando por una etapa en la que su vida se derrumba a nivel personal, familiar y profesional.

La revista está en peligro de cerrar, después de llevar más de 7 años sacándola adelante. Lleva 2 años separado de su esposa Jolie, quién fue su apoyo sentimental y profesional. Es dueño de un edificio de alquiler en el que sus inquilinos no le pagan y se inventan múltiples tácticas para seguir ocupando los pisos.

Acosado por las deudas, las facturas y la soledad Andrew intentará sobrevivir gracias a su optimismo patológico, sus ideas descabelladas, su falta de escrúpulos y, especialmente, al desahogo que le supone poder escribir. De esta forma, la literatura se convierte en una válvula de escape en un mundo que se le desmorona. A través de la escritura, Andrew ajusta cuentas con la vida.

Con un tono divertido, dando lugar a situaciones y reflexiones surrealistas e hilarantes, Andrew escribe a su esposa, con la esperanza de poder volver con ella y ante la imposibilidad de pagarle lo fijado en el acuerdo de separación. A través del correo, enviará cartas a antiguos compañeros que han triunfado para convencerles de que participen en proyectos surrealistas, intentará convencer a sus vecinos para que le paguen, rechazará los escritos de autores que quieren publicar en la revista y buscará la forma de conseguir que le aplacen los pagos de las facturas, procurará atender en la distancia las necesidades de su madre, ingresada en una residencia de ancianos. Las cartas se alternan con relatos, anuncios y reflexiones que componen un cuadro surrealista, desbordante de humor, melancolía, ironía e imaginación. En cuanto al título, en una de las cartas encontraremos las claves de la surrealista relación que se establece entre el protagonista y una variante del perezoso.

Como muestra del tono irónico y crítico que impregna toda la obra, tenemos este párrafo incluido en las normas de publicación de la revista: “Se tolera la grosería, siempre que no se aplique a nadie que aún siga con vida”.

Andrew es un hombre que se siente desamparado y desnudo frente al mundo. Su persona provoca reacciones ambiguas, en alguna ocasión nos produce pena al comprobar su patética situación, pero en la gran mayoría de las ocasiones nos provocará rechazo por la actitud inmisericorde y ruin que muestra ante la gente que le rodea. Conforme avanza la novela, su actitud se va a radicalizar, volviéndose un ser patético, cuyas palabras y acciones se convierten en una crítica sin tapujos a nuestra sociedad actual.

Por último, Andrew combate sus fantasmas con la escritura: “Ahora me noto una nueva capacidad para escribir, me fluyen las frases, una detrás de otra. Siento que los libros se me amontonan dentro. Sólo tengo que abrirlos, abrirme e ir leyendo las palabras”.

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1 comentario:

Samuel Arjona dijo...

La sensación que tuve al acabar la lectura de éste libro es que la originalidad de su estructura es un gran acierto, ya que de haberse tratado de una narración convencional no se si por su contenido hubiera logrado mantener la atención del lector en todo momento. En todo caso, un libro recomendable. Un saludo