lunes, 18 de enero de 2010

"La chica Einstein"

Berlín, mayo de 1933, Alma Siegel busca en la comisaría central a su prometido, el psiquiatra Martin Kirsch, que ha desaparecido sin dejar rastro. Busca desesperada entre las fotos colgadas en la comisaría y que no distinguen entre “asesinatos sin resolver, suicidios y muertes provocadas por el frío”. Alma cree que la desaparición tiene que ver con el caso de una paciente que había obsesionado a su prometido como una droga.

Desde el principio, la novela “La chica Einstein”, de Philip Sington (ed. Alfaguara, 2009), presenta los ingredientes que se encontrarán a lo largo de toda la historia, una intriga con dosis de misterio bien dosificado, una historia de amor y un contexto histórico marcado por una Alemania convulsa cuyo caldo social prepara la llegada de Hitler al poder.

Martin Kirsch se encuentra casualmente con una joven por la que se siente fuertemente atraído. Poco tiempo después, el cuerpo de la joven es encontrado flotando en un lago, en estado de coma. Cuando despierta del coma, la chica tiene la memoria en blanco, no recuerda ni su nombre. La policía no tiene pistas sobre lo sucedido, únicamente un folleto hallado junto al cuerpo, anunciando una conferencia de Albert Einstein: “El estado actual de la teoría cuántica”, por lo que la joven será conocida por “La chica Einstein”.

Kirsch, psiquiatra experto en el trabajo con enfermos mentales, se obsesiona con el caso de forma antinatural. Martin es un hombre torturado que se entrega al caso compulsivamente. “La chica Einstein” le va a plantear un reto tanto a nivel personal como profesional. Por una parte, va a replantearse su relación con Alma y, por otra, el caso de la chica le va sumergir nuevamente en el mundo de la locura, considerado por Martin como una partida en la que “el paciente seguía estando físicamente presente, pero su mente viajaba por una carretera muy distinta, una carretera que ningún otro ser humano, ni siquiera los más cercanos, podían seguir”.

Martin toma a la chica como su paciente, arriesgando toda su carrera, ya de por sí criticada al ser un psiquiatra muy controvertido al haber propuesto una nueva clasificación de las enfermedades psiquiátricas. Denunciaba las contradicciones y falta de rigor de la metodología de la época, defendiendo un trato personal e individualizado con el paciente, para llegar a las raíces de la enfermedad.

La policía comienza a dudar de la versión de la chica, al no encontrar ninguna señal de agresión física o sexual. Martin se enfrenta a un dilema, ¿fingía? ¿Había sido elegida para desempeñar un papel en algún tipo de intriga? Se implica de tal manera en la investigación que viajará a Zurich en busca de las raíces de la chica. Este viaje relacionará el caso con un personaje único, Albert Einstein. A partir de aquí la personalidad y el pensamiento del genial físico cobran un protagonismo total en la trama. Martin descubrirá que Einstein es la clave para comprender lo sucedido, además de enfrentarlo a fantasmas familiares de su propio pasado que le siguen atormentando.

De forma muy original, el autor combina física y psiquiatría, sumergiéndonos en una de las mentes más privilegiadas de la ciencia a través de una historia de intriga y misterio, que nos muestra además el auge del nazismo que se va extendiendo por Alemania como un virus contagioso. A lo largo de la novela observamos como los alemanes van cayendo bajo el embrujo especial que ejercía la propaganda nacionalsocialista.

Como colofón un final sorprendente y original, completado con una nota histórica en la que el autor explica que la novela está basada en un acontecimiento real ocurrido en la vida de Albert Einstein.

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