domingo, 13 de noviembre de 2011

"El espejo negro"

“El espejo negro”, de Alfonso Domingo (ed. Algaida, 2011) es la novela ganadora del XLIII Premio de Novela Ateneo de Sevilla, un thriller que nos hace viajar por el lado más oculto y oscuro del mundo del arte y por episodios trágicos de nuestra historia más reciente. Como protagonista, una obra perdida de El Bosco, el enigmático artista que consiguió “pintar al hombre por dentro”.


La novela tiene dos protagonistas principales, cuyos caminos se terminarán cruzando a lo largo de la historia. En primer lugar, Jerónimo Díaz, pintor anarquista que en febrero de 1939 se exilia de España y huye a Francia, quedando confinado en un campo de refugiados, junto a sus compañeros de un ejército vencido, conscientes de una gran y aplastante verdad, “nuestro sueño se había roto”.

A pesar de las decepcionantes noticias sobre el desarrollo de la guerra en España y la declaración de guerra de Gran Bretaña y Francia contra Alemania, no se desaniman y deciden levantar la cabeza y salir hacia delante.

Sumergido en una trama de falsificación de documentos, llega a París, cuatro años después de haberlo hecho como un pintor prometedor dispuesto a desarrollar su carrera. Ahora lo hace de forma diferente, “con mis sueños doblemente rotos, truncada mi carrera como pintor, vencido y exiliado de mi país, agrio el aliento y ácida el alma, con el rostro marcado por la amargura del desastre. Pero había que empezar otra vez, aunque fuera lejos de mi familia y de los míos. Así que apreté los dientes y me lancé de nuevo a la vida”.


Recibirá un enigmático encargo para copiar en Amsterdam un cuadro de El Bosco, “Jonás y la Ballena”, una obra de la que no se tenía ninguna referencia salvo el título y de la que no se conservaba ninguna copia o grabado. Le entregarán también un objeto presuntamente mágico y comenzará así una perturbadora aventura relacionada con el inquietante pintor y una obra que será también codiciada por Himmler y su sociedad de la Ahnenerbe, un grupo de élite creado por el fundador de las SS. Desde el castillo de Wewelsburg, el líder nazi quería establecer un corazón mágico que dominara el mundo entero y la tabla de El Bosco podía contener la clave para conseguirlo.

Más de sesenta años después, encontramos al otro protagonista de la historia, Javier Carreño, doctor en arte medieval, experto y estudioso de los primitivos pintores flamencos y especialista en El Bosco. Javier había sido nombrado comisario de la exposición “El Bosco y su tiempo, reflejos de un visionario” en el Museo del Prado, un evento ambicioso que se encontraba estancado por su situación personal. Se había dado cuenta de que, en mitad de la vida, estaba solo. Sus fracasos sentimentales eran una losa, una cicatriz en el alma que no curaban sus éxitos profesionales

En la sala del Museo del Prado dedicada a El Bosco era donde encontraba serenidad y recargada sus baterías, “donde otros hubieran encontrado pesadillas y monstruos absurdos, él encontraba alegorías sobre la condición humana. Alegorías que le eran tan familiares como sus desasosiegos, sus descuadres con la vida y con la gente”.

Será allí donde encuentre a una joven pintora que le pondrá en contacto con su abuelo, un anciano de 94 años llamado Jerónimo Díaz, que le hablará sobre una obra de El Bosco desaparecida desde el año 1523 pero que él había copiado y conocía el lugar donde se encontraba. Fascinado por la revelación, comenzará un peligroso viaje para confirmar la versión del anciano.

Los dos relatos principales se alternarán también con la narración de diferentes episodios de la vida de El Bosco y de las vicisitudes históricas sufridas por algunas de sus obras. Conoceremos la fascinación que el pintor provocó en personajes conocidos de la historia, las múltiples teorías sobre el significado de sus obras, algunas de lo más descabelladas, otras inquietantes, y especialmente, el secreto que esconde la tabla protagonista, que podría contener “un mensaje que solo puede ser entendido si se conoce la clave”.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué puedo decir, Miguel Ángel? Que hasta yo mismo querría leer esa novela. Gracias. Un abrazo
Alfonso Domingo

Miguel Ángel dijo...

Ja, ja, muy bueno. Un abrazo y enhorabuena por la novela.