domingo, 11 de noviembre de 2012

Un reino lejano, de Isabel San Sebastián

Un reino lejano, de Isabel San Sebastián (ed. Plaza & Janés, 2012) es una novela histórica ambientada en el siglo XIII, una aventura épica que tiene como protagonista a una familia desunida por el infortunio que “lucha por dejar atrás la barbarie a que se enfrenta para plantar las semillas de un futuro civilizado”.


La novela se estructura en tres partes. En la primera, descubrimos a Guillermo de Gigente luchando en las Cruzadas en Jerusalén junto a su padre Gualterio. El joven Guillermo nos presentará a su familia y conoceremos que su padre es capitán de las tropas imperiales del emperador Federico II y su madre su consejera, el soberano no daba un paso sin antes escucharla. Guillermo es siciliano y recibió formación militar entre los escuderos del rey. Con una educación exquisita, muy culto y diestro en las diferentes artes de la guerra, lucha en el ejército del emperador dispuesto a vengar los sufrimientos que los sarracenos infringieron a su padre al apresarle en Egipto.

Pero Guillermo es joven y arrogante y, en una misión de reconocimiento aparentemente rutinaria, cometerá una imprudencia que provocará que su padre y él sean apresados como esclavos y, finalmente, enviados al Gran Kan del Imperio mongol, descendiente director del temible Gengis Kan. Guillermo despertará de su inocencia y descubrirá la injusticia y la crueldad de la guerra, características presentes en todos los bandos. Su padre se aferra al recuerdo de su amada esposa Braira y a su fe para permanecer inquebrantable ante la adversidad, además de velar por su hijo para que no se deje arrastrar por la barbarie. Con sus consejos intentará mantener la integridad de su hijo: “un hombre sin un propósito es un alma condenada a vagar, mientras que una meta clara, una razón para vivir, es alimento suficiente para mantenerte en pie en medio de la peor tormenta… La esperanza es una actitud ante la vida y ante uno mismo. Es no abandonarse a las circunstancias”.

La segunda parte de la novela nos sitúa en Barbastro, próspera villa de Aragón. Allí encontramos a Inés, maestra tejedora que tiene una horrible marca en la cara, un estigma que la había hecho fuerte, resuelta y valiente. Inés es la encargada de un obrador junto a su hermano Ramón, quién aspira a ser cofrade mayor de los comerciantes y el hombre más rico de la localidad. Inés intenta superar los traumas de su trágico pasado para lo que contará con la ayuda de su amiga Braira a la que conoció en una peregrinación a Tierra Santa y con la que le une una estrecha amistad en la distancia que ahora tendrá la oportunidad de continuar en persona al trasladarse Braira a su ciudad, guardando luto por su esposo y su hijo. Inés admira la vida de Braira, que tiene acceso a nobles, reyes e incluso al mismísimo Papa de Roma, mientras ella nada en la rutina y la monotonía. En esta parte conoceremos el florecimiento de los gremios gracias a los fueros sumamente atractivos que don Pedro I otorgó a estas villas del reino, después de la lucha para ser librados de la ocupación sarracena. Conoceremos el aire de libertad y justicia en el que se desenvolvían sus ciudadanos, incluidas las mujeres, que permitía que prosperasen independientemente de sus orígenes, “a cada cual le daba prestigio su propia valía, más allá de su sangre o su linaje”.

Finalmente, los destinos de los protagonistas se entretejerán y culminarán con la reconquista de Mallorca y Valencia a los moriscos por parte de Jaime I, las intrigas palaciegas acaecidas tras la muerte del emperador Federico II y la violencia de las vísperas sicilianas que precedieron al desembarco de Aragón en Italia.

 Las diferentes historias nos llevan por varios escenarios medievales plagados de detalles interesantes: “del desconocido y brutal Imperio mongol a la trepidante reconquistas del reino de Aragón de mano de los almogávares; del florecimiento de ciudades, los gremios y una nueva clase social, la burguesía, al nuevo papel de la mujer, que empieza a cobrar relevancia y poder”. Pero, por encima de todo, es una historia de superación y esperanza, de honor y justicia, una lucha por sobrevivir a las adversidades, en la que el amor y la amistad resultan cruciales en las relaciones entre sus protagonistas.

Un reino lejano es una historia bien escrita que cumple con el propósito manifestado por la autora: “me paso la vida porfiando a propósito de ese prejuicio sin fundamento que dibuja la Edad Media como un tiempo oscuro de barbarie y violencia o, peor aún, como un tiempo de tinieblas y acero en el universo cristiano, empeñado en ahogar en sangre la presunta luz del conocimiento y la tolerancia propios de un concepto imaginario del Islam”.

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