jueves, 13 de diciembre de 2012

El oro de los dioses

El oro de los dioses, de Alfonso Cost y Juan B. Roldán (ed. Almuzara, 2012) es un entretenido thriller histórico que mezcla con acierto historia y ficción a través de una compleja investigación.


En el comienzo de la novela encontramos a Bartolomé Colón, gobernador de la Isla de la Española, poniendo a buen recaudo seis cajones cuyo contenido se convertiría en el justo pago por la afrenta que estaba a punto de soportar ya que los Colón tenían que rendir cuentas ante el pesquisidor enviado por los Reyes Católicos. Este episodio será el punto de partida y nexo de unión de dos historias separadas por cinco siglos que se van a alternar a lo largo de la narración.

La trama principal se sitúa en la actualidad con Julián Pérez Fox dando clases de matemáticas en un instituto de Granada. Julián fue un estudiante brillante que con apenas 25 años obtuvo el doctorado en Ciencias Exactas por la Universidad de Granada y consiguió uno de los primeros puestos en las duras y multitudinarias oposiciones a docente de secundaria. Con 30 años dio un giro a su carrera y viajó a Estados Unidos donde se convirtió en un prestigioso visionario gurú independiente de las finanzas que “parecía hacer subir las nerviosas líneas de los índices bursátiles con tan solo fijar su vista en ellas”. Pero tuvo que regresar a Granada huyendo de las represalias por el escandaloso crack financiero de la Banca Lommant Associated, en la que había apuntalado buena parte del capital de los fondos de inversión que gestionaba.

Julián lleva cinco años “expiando” sus pecados como profesor de instituto dedicado en cuerpo y alma a un grupo de adolescentes marginados. Le han propuesto para ocupar la Jefatura del Departamento de Matemáticas pero lo rechaza para embarcarse en una peligrosa aventura que va a dar un nuevo giro a su monótona vida.

El profesor había conocido meses atrás a Luis Martíenz de Saq, un enigmático librero dueño de un pequeño establecimiento de venta de libros antiguos. Luis es el custodio de un misterioso secreto familiar a lo largo de generaciones que podría suponer el secreto mejor guardado desde el descubrimiento de América. Luis lleva décadas intentado descifrar las pistas dejadas en un misterioso libro y que podrían revelar la ubicación del conocido como “tesoro de Colón”.

Luis sufre una enfermedad terminal que le impide seguir con una investigación que requiere viajar por varios países donde pueden encontrarse las diferentes pistas dejadas por Bartolomé Colón. Julián acepta la petición de ayuda de Luis y se embarca en la aventura con la compañía de Anna, una profesora norteamericana investigadora de Teoría de Números.

Juntos emprenden una trepidante aventura que provocará que Julián recobre su “pulso vital” gracias a la relación que se establecerá entre los dos y al excitante reto que le supondrá “su apasionante ocupación como cazador de tesoros a tiempo completo”. Pero se encontrarán con múltiples obstáculos, con la amenaza de unos peligrosos enemigos y la existencia de una misteriosa y legendaria Hermandad.

La novela tiene un estilo muy ameno y la acción de desarrolla con agilidad sin interrumpirse a pesar de las referencias históricas que se incluyen. Los autores alternan con acierto la trama principal con la trama histórica que tiene como protagonistas a los ascendientes de Luis. Las revelaciones que los protagonistas irán descubriendo provocarán que el interés sea cada vez mayor e irán enriqueciendo la historia.

El oro de los dioses es un entretenido thriller histórico que satisfará a los aficionados al género con una trama que mezcla criptografía, códices antiguos, enigmas, asesinatos, hermandades secretas, nazis y tesoros escondidos, además de mostrarnos que “la historia está plagada de sorpresas”.

Puedes comprar el libro en Popular Libros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un libro escrito por dos personas creo que carece de calidad literaria. Desde mi punto de vista, grandes escritores como Cervantes, Neruda o Borges no han escrito un libro junto con otra persona.

Anónimo dijo...

En mi vida he leído un comentario tan absurdo como el anterior.
Saludos.