El señor de Castilla, de Blas Malo (Ediciones B, 2013) es una novela histórica que abarca cinco décadas del siglo XIV en las que el reino de Castilla se desangró en una lucha cruenta entre dos mujeres enfrentadas al compartir el mismo hombre y dos hermanastros que se odiaron al ambicionar el mismo cetro.
El autor afirma en su web que concibe su escritura “como un entretenimiento y como un escape de nuestra realidad. Quiero que la gente encuentre en mis libros otras gentes, otras épocas, fuera de lo cotidiano, de la alienación del actual mundo laboral”. Aspira a que sus lectores se olviden de hipotecas y del trabajo, de la angustia del día a día, y que se sumerjan en un mundo de todo tipo de aventuras. Y con esta novela consigue sus propósitos con creces, con un estilo ameno nos envuelve en una aventura en la que nos situamos en un contexto histórico convulso y acompañamos a sus protagonistas en todo tipo de batallas e intrigas que se desarrollan con constantes giros que sacuden la trama.
La novela comienza en el año 1340 con el rey Alfonso de Castilla luchando contra los musulmanes en el sur de la Península mientras dos mujeres lo gobiernan: María de Portugal, su esposa, y Leonor de Guzmán, su fogosa amante. Una es una reina sin rey y la otra una reina sin reino. Tras la muerte del rey, su hijo legítimo, Pedro, y el hermanastro bastardo de este, don Enrique de Trastámara, se disputarán sin tregua la corona. Periodos de luchas e intrigas, seguidos de otros de paz y tregua, se sucederán sin descanso.
El rey Alfonso aspira a ser tan grande, tan honrado y de tanta fama como sus ascendientes Alfonso el Sabio y Fernando el Rey Santo. Extender el reino de Castilla y conquistar los territorios que todavía quedaban bajo el dominio de los infieles eran los cometidos que se había impuesto para no solo igualarles, sino sobrepasar sus logros. Pero al mismo tiempo el reino se divide entre los seguidores de la reina legítima y los que apoyan a la amante del rey. La muerte de Alfonso desatará una batalla sin escrúpulos entre el infante Pedro y el bastardo Enrique. El odio y la ambición de poder sumirán al reino en un baño de sangre que desatará todo tipo de intrigas, odios, venganzas, alianzas y conspiraciones.
En medio de esta lucha de poder encontramos a dos personajes que se convertirán en protagonistas de la novela. El joven Bernardo, sirviente de Pero Gil, señor de las Torres Oscuras, que llegará a la ciudad de Sevilla siguiendo los pasos de su señor, un hombre que sigue la línea de su familia, siempre fieles a los reyes legítimos, y buscando el rastro de su padre desaparecido y del que nunca tuvo noticia. En Sevilla tendrá un encuentro fortuito con Elisa, sirvienta de Eleonor, que cambiará su vida para siempre y le enfrentará a un destino que se mostrará esquivo en varias ocasiones y que le situará en una encrucijada entre su lealtad a Pero Gil y los deseos de su corazón.
La novela es también la persecución de un sueño por parte de un arquitecto toledano que aspira a construir un palacio que le haga alcanzar la gloria y la eternidad. Y, por encima de todo, es la constatación de la fugacidad de la vida, en la que “un día se vivía y otro se moría, las victorias se transformaban en derrota, los logros, en cenizas”.
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