martes, 27 de agosto de 2013

Los secretos del Vaticano

“Hace tiempo yo soñaba con una Iglesia que siguiera su camino en la pobreza y la humildad, una Iglesia independiente de los poderes de este mundo”.

Estas palabras del jesuita Carlo María Martini, son el punto de partida de Los secretos del Vaticano, de Corrado Augias (ed. Crítica, 2011), un magnífico libro que se adentra en el lado más oscuro de la institución de la Iglesia Católica mostrándonos “la otra cara de Roma”.


El autor realiza una aclaración inicial interesante que es necesario tener en cuanto a la hora de afrontar la lectura de la obra: lo narrado en el libro no hace referencia a la expresión de fe o al sacrificio de ministros y fieles católicos, sino a lo relacionado con la Santa Sede, como “Estado autónomo, dotado de gobierno, de un territorio, y de sedes diplomáticas esparcidas por el mundo”.

La obra no es un compendio temático ni cronológico, sino que es una selección de relatos históricos que el autor ha seleccionado en base a su relevancia o siguiendo un criterio más personal con los acontecimientos “por haber tenido ocasión de conocerlos, de sentir estupor ante ellos, de frecuentas lugar que se mencionan y que fueron el escenario de los hechos”. En todo caso, los episodios narrados nos muestran el reguero de sangre y crueldad dejado por una institución que ha mezclado religión y política, cielo y tierra, santidad y poder, “Dios y Mammón”.

Los dos primeros capítulos resultan interesantes al observar la “distancia abismal” entre los primeros cristianos que sufrían el martirio mientras cantaban alabanzas a Dios y los secretos e intrigas políticas del Vaticano en la actualidad, que se ilustran con un triple crimen ocurrido en el año 1998, en el que fueron asesinados el jefe de la guardia suiza, su mujer y un joven cabo. La investigación estuvo repleta de contradicciones y cabos sueltos que se cerraron en falso. En contraste, se muestra la situación de los cristianos en la Roma de Nerón, sufriendo su opresión y crueldad con persecuciones constantes, aunque a pesar de sus esfuerzos, él emperador murió mientras la nueva religión siguió extendiéndose, de forma que la sangre era “la semilla de los nuevos cristianos”.

Esta contraposición de visiones sobre la misión de la iglesia será constante en los episodios narrados, señalándose las voces que, desde dentro de la iglesia, “han implorado que abandone oro y púrpura para recuperar la santa humildad de sus orígenes”. Solo hay una solución, “la separación valiente y definitiva” entre iglesia y estado.

A través de Los secretos del Vaticano asistiremos a episodios sonrojantes e indignantes en los que encontraremos corrupción, codicia, inmoralidad, asesinatos, ambición, espionaje y secuestros, en una trama de intrigas y traiciones que se lee como un thriller.

El autor se basa en obras de arte y monumentos conocidos como analogías de situaciones históricas y personajes que son reflejo de la deriva de la institución. El arco de Constantino, la Basílica de San Pedro, la de San Pablo Extramuros, el castillo de Sant’Angelo o la Capilla Sixtina se relacionan con episodios protagonizados por templarios, el emperador Constantino, jesuitas, inquisición o el Opus Dei.

Estamos ante una lectura muy interesante, a pesar de algunos clamorosos errores como la exégesis equivocada de los escritos del apóstol Pablo especialmente en lo referente a su relación con el apóstol Pedro. El autor se adentra también en episodios oscuros como la muerte de Juan Pablo I o la actitud pasiva de Pío XII durante el holocausto.

Un apéndice final aclara la confusión en la que caemos al usar los términos Vaticano, Santa Sede e Iglesia Católica, señalando que la propia Iglesia fomenta dicho error al mezclar doctrina y asuntos terrenales, espiritualidad y política.

La lectura de Los secretos del Vaticano nos deja con un sabor amargo, observando cómo la iglesia católica dejó pasar la oportunidad de la Reforma con una reacción que no fue “transformar en profundidad su propio pensamiento o renovar sus votos de caridad, sino organizar unos instrumentos de dominación que aplastaran las disensiones y alejasen o suprimiesen las voces críticas”. Afortunadamente, al igual que ocurrió con los primeros cristianos, la Reforma siguió su curso.

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Reseña publicada en Mujer de Hoy.

4 comentarios:

José M. Martínez dijo...

A ver cuándo reseñas algún libro que dé la otra cara de la historia. Hasta ahora en el blog el Vaticano siempre es el malo y Lutero y Calvino los héroes de la humanidad.Ya me gustaría veer en la historia protestante figuras como el Papa Francisco. Un poco más de seriedad, please. La historia no es un libro en blanco y negro.

Miguel Ángel dijo...

Hola José M., como cristiano considero que el único héroe de la humanidad es Jesucristo. Si mi salvación dependiera de ser protestante o católico, o de hombres como Lutero,Calvino o el papa Francisco, me echaría a temblar. Creo que fueron y son personas con sus virtudes y sus defectos, como todos. En estos casos, seguramente, con grandes virtudes y grandes defectos. En este blog no tengo ningún reparo en recomendar libros que señalan sus errores, como tampoco tengo problema en recomendar libros que señalan sus virtudes, como este del papa Francisco que, supongo, se te habrá pasado por alto. Un abrazo.
http://megustan-loslibros.blogspot.com.es/2013/06/la-felicidad-de-francisco.html

José M. Martínez dijo...

Gracias por la respuesta. Como bien sabes es un tema para hablar largo y tendido. Los católicos también creemos que la salvación no viene de ningún hombre sino de Jesucristo. Otro asunto distinto son los canales que Jesucristo insitituyón en el Evangelio para hacernos llegar esa salvación. Bueno, esto es todo por ahora. Saludos y gracias de nuevo.

Miguel Ángel dijo...

Gracias a ti. Sí que es un tema apasionante y seguro que tendríamos muchas cosas que compartir. Seguimos en contacto. Un abrazo.