sábado, 19 de abril de 2014

El camino de hierro, un retrato del marqués de Salamanca

El camino de hierro, de Juan González Solano (ed. Suma de Letras, 2014) es una novela histórica que nos ofrece un preciso retrato sobre el marqués de Salamanca al mismo tiempo que nos acerca a un período de transformación tanto de la historia de España como de Europa.


El protagonista indiscutible de la novela es José de Salamanca al que encontramos en el Madrid de 1846 sumergido en el ambicioso proyecto de construcción del ferrocarril de Madrid a Aranjuez, empeñado en que fuese el primero que circulara en la Península. Este proyecto nos aporta luz sobre la fuerte y peculiar personalidad del que llegaría a ser el marqués de Salamanca y que veremos reflejada en los diferentes episodios narrados en la novela.

La novela irá recorriendo el pasado y presente del protagonista que nos permitirá conocer su carácter, entregado completamente al propósito de crear riqueza y conseguir todo lo que en el mundo hay de hermoso: objetos, cuadros, mansiones, trajes, empresas que asombren al mundo y todos los placeres de la vida.

Descubriremos su primer gran negocio, también su primer fracaso y cómo descubrió su verdadera vocación: las empresas arriesgadas. Los obstáculos y responsabilidades no le amedrentaban, al contrario, eran un incentivo para luchar y esforzarse por conseguir el éxito. De ahí que situaciones como la que vivía Europa, que atravesaba una crisis monetaria, con sequías y hambrunas, no le detuvieran en su empeño por seguir creando riqueza y arriesgando su patrimonio.

A pesar de su menosprecio hacia la política, la novela relata también su paso por el gobierno, siendo Ministro de Hacienda y llegando a la conclusión de que la carrera política era una carga ya que "los dedos caprichosos que manejaban los hilos de las marionetas que eran todos ellos, ministros y diputados, impedían llevar a término cualquier proyecto razonable”. Los amoríos también serán parte fundamental de la vida de José de Salamanca, marcado por la pérdida de su gran amor, Mariana Pineda, ajusticiada en su juventud y cuyo trágico final le llevó a decidir no volver a enamorarse de esa manera.

El camino de hierro nos irá mostrando paso a paso el camino labrado por el protagonista a base de esfuerzo, lucha y sacrificio hasta convertirse en el “Símbolo viviente de la riqueza productiva, un hombre hecho a sí mismo que compraba y vendía, el que invertía en distintos negocios según marcaba la dirección de los volubles vientos de la economía moderna, quien daba trabajo a un ejército de trabajadores, el único capaz de rivalizar con los grandes industriales europeos y el que se movía como pez en el agua en el inaccesible mundo de las altas finanzas”.

Con una envidiable destreza “en el arte de administrar la adversidad” los reveses que le deparará la vida, obligándole al exilio, no conseguirán doblegar su voluntad y evitar que cumpla finalmente su sueño de construir el barrio de Salamanca, en el corazón de Madrid, una ciudad que cambiaría drásticamente por un ambicioso Plan de Urbanismo.

La vida del marqués de Salamanca se entrelaza con la de los grandes protagonistas de esta época de nuestra historia: Serrano, O’Donnell, Espartero o Isabel II, entre otros, incluso Alejandro Dumas tendrá su lugar mostrándonos las múltiples y sorprendentes facetas en la vida del protagonista, que se puede resumir en una entrega completa a su verdadera religión: “la creación de riqueza”, algo que contribuyó al progreso pero también me recuerda las palabras de Jesús: “¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?”.

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