Muerte en las islas

Muerte en las islas, de Jean-Luc Bannalec (ed. Grijalbo, 2014) es el segundo título de la entretenida serie de novelas policíacas protagonizadas por el comisario Georges Dupin, en el que volvemos a encontrar los ingredientes que nos cautivaron en la primera aparición del personaje, El misterio de Pont-Aven: una historia con el sabor de los clásicos del género, un peculiar protagonista con múltiples e interesante matices, un lugar idílico con rincones oscuros y una trama con baile de sospechosos y giros argumentales. No es de extrañar que en Alemania se haya convertido en todo un fenómeno con más de un millón de ejemplares vendidos.

La aparición de tres cadáveres en una playa de las islas de Glénan provoca que Dupin tenga que interrumpir su segundo café de la mañana y embarcar de forma apresurada en una patrullera rumbo a un lugar idílico, paraíso de submarinistas. Todo apunta a que se trata de un accidente, pero una serie de piezas que no encajan despiertan el olfato de sabueso de Dupin quien comienza una investigación que parte con la dificultad de desconocer la identidad de las víctimas y no contar con pistas que puedan orientarles.

Dupin convierte un bar-restaurante de la zona en el centro de operaciones de la investigación lo cual le permitirá no solo interrogar a los sospechosos y seguir el desarrollo del caso, sino disfrutar de dos de sus grandes pasiones: la buena comida y el café. A las complicaciones del caso se añadirá el atosigamiento por parte del prefecto, a quien Dupin detesta, y que le pide investigar la desaparición de un amigo suyo, un conocido empresario e inversor.

Con la ayuda de su eficaz secretaria, Dupin se sumergirá en los oscuros secretos que esconde el idílico lugar y comprobará nuevamente que en la Bretaña, lugar al que había llegado destinado hacía cuatro años procedente de París, “debajo de lo cotidiano y natural actuaban fuerzas oscuras”, que a pesar de las supersticiones locales no tenían por qué ser sobrenaturales. El protagonista se enfrentará a un caso en el que confluyen múltiples intereses y que pondrá nuevamente a prueba su mente analítica y carácter impaciente y obsesivo, para desesperación de sus colaboradores.

La figura de Dupin resulta todo un acierto, un personaje contradictorio con un peculiar método de investigación que se describe como un “procedimiento sistemático muy poco sistemático” y es que estamos ante un detective que puede pasar de usar el análisis lógico de forma obsesiva a seguir un impulso de forma intuitiva, quedando a expensas del capricho o el azar. Método que provocará más de un sobresalto a sus compañeros y que añaden aún más interés a la trama.

Muerte en las islas es un título ideal para todos los que busquen una lectura amena, fresca y ligera durante las vacaciones.

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