Historia, magia, tesoros y arqueología se mezclan con cierto en una trama en la que el autor demuestra la facilidad con la que se desenvuelve en el género de la ficción histórico, terreno en el que no es precisamente un novato. Y es que Giulio Leoni, romano, es uno de los escritores italianos de novela policíaca histórica y narrativa de misterio más conocidos en el extranjero, gracias, entre otras cosas, a la afortunada serie de novelas dedicadas a las aventuras del investigador Dante Alighieri, traducidas en los países más importantes del mundo. Sin embargo, además del pasado remoto, su interés se centra también en la historia del siglo XX, sobre todo en sus aspectos menos conocidos y más controvertidos.
Estudioso de las vanguardias artísticas, es un apasionado de historia del ilusionismo y de la cultura pop de los años 50 y 60, de la que busca y colecciona pruebas y recuerdos. Elementos que a menudo lleva a sus novelas, donde las tramas más imprevisibles y sorprendentes se desarrollan en un marco histórico reconstruido con gran precisión, y donde los personajes reales y la ficción narrativa se entrelazan, creando un teatro de sombras enigmático y fascinante.
En esta ocasión nos acerca a los enigmas y misterios que envuelven la figura del papa Silvestre II y su supuesto pacto con Satanás. Un personaje que estudió en Sevilla, en la escuela de los magos Oriente, dominaba las artes mágicas de su época hasta el punto de poseer supuestamente una estatua parlante y se propuso usar el tesoro perdido de Augusto para devolverle a Roma su grandeza pasada con la ayuda de los emperadores germánicos. Un proyecto frustrado pero que en el año 1928 puede ser retomado por siniestros personajes.
Este es el argumento central sobre el que gira una novela que se mueve entre las dos épocas con un ritmo muy ágil, trepidante, con constantes giros y revelaciones que hacen que el suspense se mantenga a lo largo de sus más de 400 páginas.
Comienza en el año 999 con la llegada del monje francés Gerberto de Aurillac a Roma para ser designado como nueva papa, bajo el nombre de Silvestre II, por decisión del emperador Otón III. Arrastrando oscuros secretos y remordimientos que intenta enterrar, recibe un enigmático regalo del emperador de Oriente, una misteriosa estatua que emite un sonido y que desde ese momento despertará todo su interés y atención para dejar un legado que permanecerá escondido hasta el año 1928…
Y hasta esa época salta la novela en la segunda trama que tiene como protagonista a Cesare Marni, arquitecto que se gana la vida comerciando con antigüedades y que sigue la pista de una misteriosa estatua que ha aparecido durante las excavaciones en los Foros Imperiales, uno de los proyectos urbanísticos faraónicos emprendido por un Mussolini, que se encuentra a punto de firmar un polémico acuerdo con la Santa Sede que considera su obra maestra de la diplomacia y su oportunidad de escribir su nombre en la historia.
La aparición de la estatua despierta el interés de los servicios secretos de las principales potencias mundiales y de oscuros personajes dispuestos a todo para conseguir llevar a buen término sus siniestros plantes. Marni se verá envuelto en un juego de intereses, una lucha de poder y una conspiración mundial que trasciende los tiempos y que puede marcar la suerte del destino de Europa y el mundo.
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