Olivier Truc nació en Dax en 1964 pero vive en Estocolmo desde 1994. Es el corresponsal de Le Monde y Le Point para los Países Bálticos, cubre temas de política y economía, prestando especial interés a temas sociales y a las minorías. Ha producido documentales de televisión y ha publicado dos libros de reportajes. Él último lapón, que se ha traducido a más de 15 lenguas, fue su primera novela, un éxito internacional que ha cosechado más de 20 premios literarios.
La novela gira en torno a la muerte de un ganadero de renos, en plena trashumancia, cerca del pequeño pueblo de Hammerfest en el estrecho del lobo, en el extremo norte de Laponia. Los protagonistas comenzarán una extraña investigación que se convertirá en mediática cuando, días después, aparezca el cadáver del alcalde del pueblo en el mismo lugar en el que murió el ganadero.
Aunque las dos muertes parecen accidentales, la coincidencia del lugar y la cercanía en la tiempo, siembran de dudas una investigación que se presentará compleja y con múltiples intereses en juego que se esconden una batalla en la que hay varios bandos enfrentados.
Para entender la magnitud de la investigación es necesario detenerse en los diferentes elementos que componen la trama y donde historia, geografía, cultura, economía, política, etnografía, religión e investigación criminal se dan la mano manteniéndose en un frágil equilibrio.
El escenario donde se desarrolla la trama es el pueblo de Hammerfest, que fue arrasado por los alemanes durante su retirada al final de la segunda guerra mundial. No tiene una belleza espectacular, pero está situado estratégicamente en el extremo norte de Europa, frente al Ártico, con unos horizontes desconocidos que le confieren “un halo de misterio y de aventura seductor”.
En este lugar exótico y en una época en la que el sol brilla durante casi 18 horas, desarrollan su labor policial Klemet y Nina, de la patrulla P9 de la policía de los renos, cuerpo transnacional creado en el año 1949 en Noruega. Por lo general se ocupan de asuntos cotidianos como “disputas de pastos en la tundra, robos de renos o conducción ilegal de motonieves en zonas protegidas”, pero ahora se verán envueltos en una investigación que sacará a la luz toda una serie de intereses y conflictos.
Las muertes del ganadero y del alcalde se producen en una época convulsa en la que las manadas de renos se trasladaban del interior donde habían pasado el invierno a la costa norte en busca de los pastos de verano, enturbiando las relaciones entre comunidades desde hacía lustros. El paso de los renos producía conflictos entre los ganaderos y los habitantes del lugar, también con los excursionistas y entre los propios ganaderos. A esto hay que añadir que estamos en un lugar codiciado por unas empresas petroleras que cada vez estaban quitando más tierras a los ganaderos para construir nuevas zonas industriales.
Si a esto le añadimos la existencia de un agente inmobiliario, buscavidas, codicioso y sin escrúpulos, y que el lugar donde han aparecido los cadáveres es considerada como sagrado por la minoría étnica local de los sami, tenemos múltiples ingredientes para complicar la investigación policial. Y aún se enredará más cuando el propio Klemet tenga que enfrentarse a sus fantasmas familiares que le habían llevado a mantener una relación ambigua con el mundo de la cría de renos, creándose tensión con su pareja de investigación.
El estrecho del lobo acierta de pleno con una historia que presenta múltiples matices, convirtiéndola en una lectura imprescindible para todos los aficionados al género negro que busquen nuevos escenarios, investigaciones entretenidas y tramas comprometidas.
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